BARTLEBISMO
Entró a la habitación resuelto, con el revólver por delante; frente a él, su enemigo mortal, también armado… Se miraron fijamente, esperando que la siguiente cosa dicha fueran las últimas palabras de alguno de los dos…
Fue él quien rompió el silencio.
- Preferiría no hacerlo.
Su enemigo bajo el arma diciendo:
- Preferiría no hacerlo.
Frente a la pantalla, el escritor enciende un cigarro, se empina el whiskey, y decide que no hay nada que hacer… Ambos personajes, antes del clímax, habían contraído el Síndrome de Bartleby.
Héctor Viveros, TEP
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