Nunca confíes en una Musa,
siempre llega tarde,
le vale madre lo que escribes,
se besa con otros en tu cara...
A las musas hay que estrangularlas
con un verso funerario
sobre la cama
una mañana.
Las Musas hacen cadáveres
exquisitísimos
y son más productivas
cuando te dejan.
Pero eso sí,
hay que amarlas mucho,
con toda el alma,
y hay que llevarles flores
con cada libro
a su panteón.
(De "Malos Consejos para Jóvenes Poetas")
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