Era el calor del fuego
y una voz blueseando
alcohólica y desgarrada,
mirada violeta,
cabellera revuelta y descuidada,
cintas de colores.
El mundo viejo y triste
daba para cantar
y soñar algo mejor.
Sueños de heroína,
besos repartidos,
el color de las flores.
Pero los días del verano terminaron,
en parís, Praga, en Bolivia,
acá también acabó la primavera,
se pospuso indefinida...
Janis...
Levántate y canta...
Haz que vuelva el verano.
(Dedicado a Aida Monteón)